Roberto Pizarro Torricos
Casi todos los grandes partidos políticos, particularmente los de izquierda y entre ellos los comunistas y obreros, cuentan con una historia oficial que registra su trayectoria, sus vivencias y todas las vicisitudes relacionadas con su actividad y accionar político.
Existen también, desde luego, versiones históricas no oficiales, completas o parciales, cuyo enfoque obedece a diferentes intereses y/o motivaciones que pueden ser en su mayoría fácilmente identificables.
En el caso del Partido Comunista de Bolivia hay en esta materia un vacío inexplicable pese a algunos esfuerzos aislados que no fructificaron en la dirección de los objetivos deseados.
Cabe resaltar al respecto, y a manera de ejemplo, dos intentos formales uno de cuyos planteamientos cayó en el olvido y otro que se propone retomar esta tarea sin fijarse una fecha límite para el efecto.
El III Congreso Nacional del PCB, de junio de 1971, aprueba una resolución que encomienda a una comisión constituida para el efecto la elaboración de una propuesta a ser presentada en el próximo IV Congreso Nacional de la organización para su consideración y posible aprobación.
Más recientemente, con motivo del 60 aniversario del PCB, el Comité de Redacción de Marxismo Militante (MM) –revista teórica del Partido Comunista de Bolivia– emite una circular a través de la cual se invita y se solicita a militantes, simpatizantes y amigos a contribuir a esta causa haciendo llegar a su redacción cualquier tipo de material que pudiera servir al propósito señalado.
Tal vez el esfuerzo más consistente y metódico –probablemente también único– al respecto sea el publicado por Marxismo Militante en su número 27 del mes de mayo de 1999 de José Roberto Arze (que figura entonces como colaborador y actualmente funge como director de la misma) que no ha merecido hasta el presente prácticamente comentario ni respuesta alguna.
En agosto de 2000 Guillermo Tarifa Hernández, bajo el título de “Una decisión correcta” en MM Nº 29, se refiere al artículo “Pautas para el estudio de la historia del PCB” del párrafo precedente valorando su contenido y aportando a su vez materiales importantes sobre los antecedentes y formación definitiva del Partido Comunista de Bolivia. Cabe resaltar que existen varias notas de esta naturaleza que se circunscriben únicamente a los orígenes y fundación del partido de los comunistas bolivianos.
Conocido intelectual e historiador de renombre, Arze propone “periodificar la historia del PCB de la siguiente manera:
- Fase precursora (hasta 1950)
- Fase de estructuración orgánica (1950-1959)
- Fase de consolidación política (1959-1964)
- Fase de expansión (1964-1971)
- Fase de resistencia (1971-1982)
- Fase de gobierno (1982-1985)
- Fase de reflujo y crisis (1985-1999)”.
Luego de desarrollar de manera breve cada uno de los puntos anteriores concluye con una valiosa nota bibliográfica.
A manera de presentación de este trabajo menciona “la dificultad del historiador de mantener una posición imparcial u objetiva (por relativas que sean), a favor o en contra del partido estudiado; y la insuficiencia documental”.
Sobre este último punto –la documentación– sus comentarios representan una guía importantísima a tomar en cuenta por los que se interesen en la reconstrucción histórica escrita de la vida partidaria.
Respecto a la imparcialidad y objetividad, términos y conceptos permanentemente relativizados, los comunistas mantenemos una posición de principios: no podemos ser imparciales y la objetividad la aplicamos en relación con los intereses que representamos y defendemos. En el conflicto antagónico entre la clase obrera, los campesinos y los sectores populares de un lado, y la empresa privada, la oligarquía y el imperialismo del otro, manifestamos abiertamente nuestra identificación con los intereses de los primeros. Consecuentemente, al abordar la historia del Partido Comunista la imparcialidad no es un santo de nuestra devoción.
Volviendo al trabajo de José Roberto Arze, consideramos que las fases por él descritas no están exentas de criterios subjetivos. El período que abarca desde 1999 hasta la fecha, no considerado por Arze por razones obvias, ¿cómo debería denominarse? ¿Fase de sobrevivencia, tal vez? ¿O quizá fase de reactivación? No conocemos su pensamiento al respecto y es imposible complementar las fases descritas en su artículo con los mismos criterios de “imparcialidad y objetividad” que reclama.
En su lugar proponemos intentar el estudio de la historia del Partido Comunista de Bolivia sobre la base de hechos tangibles como son los congresos y conferencias realizados, cuyos documentos incorporan y reflejan la actividad partidaria desde su fundación al presente, tomando nota de los aciertos y desaciertos, éxitos y fracasos en el nunca tranquilo escenario de la política boliviana e internacional.
En ese sentido, presentamos la siguiente relación:
I Congreso Nacional Ordinario / marzo de 1959
II Congreso Nacional Ordinario / marzo-abril de 1964
III Congreso Nacional Ordinario / junio de 1971
IV Congreso Nacional Ordinario / abril de 1979
V Congreso Nacional Ordinario / febrero de 1985
I Congreso Nacional Extraordinario / abril de 1986
VI Congreso Nacional Ordinario / diciembre de 1990
VII Congreso Nacional Ordinario / noviembre de 1994
VIII Congreso Nacional Ordinario / septiembre de 1998
II Congreso Nacional Extraordinario / diciembre de 2000
IX Congreso Nacional Ordinario / julio de 2006
Todos los congresos del I al V y el I Congreso Nacional extraordinario hicieron públicos sus documentos en materiales impresos con la denominación respectiva. Posteriormente se publicó también un compendio de dichos materiales en un solo volumen.
Sin embargo, no se conocen publicaciones similares desde el VI hasta el IX Congreso Nacional Ordinario. Es cierto que se difundieron en varios números de MM partes de algunos de esos congresos, lo que deja un vacío importante en la vida partidaria, problema que deberá ser encarado a la brevedad posible para no perder la memoria histórica.
Además de los congresos, existe también documentación referida a los informes a los plenos (reuniones) del Comité Central, pero lo mismo que en el caso anterior es incompleta y dispersa.
Como bien apunta José Roberto Arze, se cuenta con una variedad de otra documentación tanto impresa como en otro tipo de soportes que debidamente recopilada, organizada y sistematizada puede constituirse en valioso aporte y respaldo a los documentos centrales.
Ahora bien, ¿quién debe asumir esta tarea? Indudablemente que la dirección nacional partidaria debe tener a su cargo la elaboración de la historia del Partido Comunista de Bolivia. Los medios y mecanismos para tal efecto son diversos, pero en ningún caso se puede o debe adoptar una versión proveniente de personas que no militan en la organización, que no sienten e interpretan los acontecimientos históricos desde la óptica de los comunistas, del proletariado, de los trabajadores en general. Sus intereses son nuestros, sus luchas son nuestras porque hemos participado en ellas, su visión y su percepción es la nuestra. Por lo tanto, sólo los militantes proletarios pueden escribir la historia de sus luchas a despecho de los historiadores del enemigo de clase y de sus correligionarios.