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La importancia del estudio crítico de la construcción del socialismo en el siglo XX para el fortalecimiento del movimiento obrero, para el contraataque eficaz

Revista Internacional Comunista

Cuando dimos a la publicidad el tema del 18º Congreso, en que aparte del informe previsto se discutió un asunto especial sobre las conclusiones de la construcción socialista, algunos amigos del partido se preguntaron si fue apropiado, en las condiciones actuales con la apariencia de los primeros signos de la crisis económica capitalista, que el partido tratase un asunto tan importante que quizás, según su opinión, no hubiese la primera línea de la actualidad. No es necesario recordarles la reacción de la prensa burguesa, los comentarios irónicos y cáusticos de periodistas conocidos que les molestó el hecho que nos ocupáramos de este asunto, aunque sabían de antemano porque tomamos esta decisión. La reacción de su parte era totalmente justificada. Tienen un instinto fuerte y perciben cualquier cosa que puede dar fuerza y dinámica al movimiento revolucionario.

Nosotros, desde el primer momento que nos dimos cuenta que el famoso rumbo de la perestroika no fue más que el inicio de la contrarrevolución y la derrota temporal del sistema socialista, entendimos que deberíamos ocuparnos de la gran tarea de dar respuestas a las preguntas razonables que surgieron tanto a nosotros como a todas las personas progresistas sobre lo sucedido, puesto que no estábamos preparados para este acontecimiento trágico. No lo habíamos previsto y desgraciadamente no teníamos los reflejos necesarios para reaccionar ni siquiera poco antes de que se arriara la bandera roja del Kremlin.

Dado que nuestro partido no estaba en poder, no teníamos ninguna responsabilidad directa en la construcción socialista. Pero fue cierto considerarnos como parte del problema. Sin embargo, la tormenta de la contrarrevolución impactó todos los partidos comunistas, creó una crisis interna, llevó algunos a la escisión o a la mutación total, y a otros les provocó confusiones o incluso cuestiones existenciales.

El KKE desde el primer período que se iba determinando el futuro del socialismo en la Unión Soviética, es decir desde 1989 hasta 1991, entró en una profunda crisis ideológica, política y organizativa que dio lugar a la escisión con el abandono de una parte significativa de los miembros del Comité Central dirigidos por el entonces Secretario General del CC. De hecho, ellos estaban promoviendo la condena del movimiento revolucionario y del curso de la construcción socialista, intentaban transformar el Partido en un partido izquierdista oportunista difundido en una alianza de izquierdas que apoyara ciertas reformas limitadas en la gestión del sistema.

La crisis reveló la existencia de una fuerte corriente oportunista de derecha en la dirección del partido que fue aprobada por el sistema político burgués. La crisis de la que sufrió el KKE no era solamente importada. Nunca la atribuimos únicamente al triunfo de la contrarrevolución y a su impacto interno. Los acontecimientos internacionales la revelaron antes, pero lo más importante es que definieron la magnitud de las pérdidas en el sentido de que la amargura del retroceso repentino dificultó a miles de comunistas de ver desde el primer momento el carácter de la crisis del partido que la llevaba a mucha gente a la desmovilización.

Nosotros, los miembros del CC que participamos en la confrontación de la crisis o que nos dimos cuenta más tarde, no debemos olvidar que hicimos nuestro deber en la base de nuestros estatutos que establecen el centralismo democrático que garantiza objetivamente los términos de la democracia dentro del partido para que se desarrolle el diálogo y el debate, para que todos traten de ello creando así una verdadera mayoría. Cuando las deficiencias en la dirección del partido abarcan asuntos de estrategia, literalmente de existencia del Partido, en aquel momento el órgano de dirección no puede ofrecer soluciones, se esconde detrás del problema mientras ello existe y es realmente una dinamita.

La escisión es inevitable en tales circunstancias. No es en generalmente y abstractamente un acontecimiento trágico. Finalmente dirige a la expulsión del partido revolucionario de las fuerzas y de los cuadros que han elegido la vía del consenso, que han elegido tomar acción conforme con las reglas del sistema político burgués. En tales casos la escisión da lugar a la consolidación cuando todas las opciones posibles se han agotado y no existe otro camino. Si hubiéramos actuado así pronto, si no existiera el injustificado (subrayamos que nos referimos a las condiciones concretas internacionales e internas) temor de escisión entonces seguramente bastantes miembros y algunos cuadros del partido no perderían su camino en un período tan crucial para el movimiento popular en general.

Una vez más el oportunismo de derechas aparece como fuerza de contrarrevolución en condiciones de socialismo, como fuerza de división del movimiento comunista revolucionario. Si no te lo haces frente a tiempo, si lo desprecias tiene la fuerza de infligir un golpe devastador y hacer retroceder al movimiento comunista décadas atrás.

Los años 1989-1991 fue uno de los períodos más duros que sufrió nuestro partido incluso en comparación con el período de ilegalidad o de derrota en la guerra civil de 1946-1949. Entonces hubo el ascendiente movimiento comunista, se había formado el sistema socialista en Europa, se había mejorado a nivel global la correlación de fuerzas internacional. Por lo tanto, la dificultad, la derrota en un país, no fueron suficientes para causar confusión y decepción profunda.

En fin, el KKE encontró su camino a tiempo, mutatis mutandis, consiguió superar la crisis, ponerse a pie y mantener, incluso en aquel período, su prestigio e influencia al pueblo en un momento en que todos los “signos” estaban en contra de nosotros. El enemigo de clase empleando varias formas y mecanismos acogió a los cuadros del partido que lo habían abandonado, les asistió sistemáticamente y al mismo tiempo lanzó abiertamente su anticomunismo contra el KKE con todos los medios que disponía, ideológicos, políticos y con viles calumnias.

El curso que siguieron los partidos comunistas hermanos que no trataron abiertamente el problema de la crisis, no les salvó de aventuras en el futuro. Algunos de ellos prefirieron dejar al lado el problema de la victoria de la contrarrevolución bajo el temor de una posible o cierta escisión, y promovieron la lucha diaria para los problemas inmediatos y vitales, sin renovación del programa después de los grandes cambios negativos que se habían producido. Independientemente de su voluntad, independientemente de intenciones (es cierto que en algunos casos las intenciones no han sido nada inocentes) tenían y siguen teniendo dificultades ya que están expuestos a contradicciones serias e insuperables. Sin un curso orientado hacia el socialismo no es posible que los partidos comunistas hagan frente a los asuntos inmediatos y mucho menos a los asuntos a medio plazo. Será un viaje sin perspectiva que, en última instancia, llevará a la integración y a la dificultad de tratar los problemas cotidianos.

Hoy en día, 20 años después de la escisión, en condiciones de derrota mundial del movimiento revolucionario (temporal pero profunda con consecuencias a largo plazo) el KKE se ha consolidado a nivel ideológico, político y organizativo. Su influencia política va aumentando, desempeña un papel importante en la lucha de clases en nuestro país, mientras hace esfuerzos de reagrupar el movimiento comunista internacional. Al contrario, la organización política del oportunismo, a pesar del apoyo que tenía, no consiguió aumentar su influencia política. Está experimentando conflictos internos sobre la táctica y está constantemente en busca de la “revitalización”. Se dirige sobre todo a sectores de funcionarios estatales de salarios altos y a intelectuales sobornados. No lo menospreciamos. Nuestra lucha incluye un frente ideológico y político permanente contra los puntos de vista oportunistas que en condiciones de imperialismo es posible que fortalezcan y envenenen el radicalismo emergente que muestra una tendencia dinámica en condiciones de crisis económica capitalista. El oportunismo, incluso sin tener forma organizativa, debido a su relación con la socialdemocracia, como rama de la ideología burguesa es siempre peligroso y corrosivo, y en tiempos de retroceso del movimiento y en períodos de contraataque. Es por eso que aun cuando las organizaciones criticadas por los partidos liberales y socialdemócratas, especialmente en períodos que se buscan aliados abiertos no encubiertos, sus posiciones son favorables entre ellos. Cuando frente a ellos existe un partido comunista revolucionario necesitan estos aliados para sus posiciones y como simpatizantes del partido, para crear obstáculos. Los oportunistas son siempre necesarios para el sistema. La antigua y reciente historia del movimiento en Grecia ofrecen abundantes ejemplos.

Desde el primer momento de la restauración de la unidad ideológica y política en el KKE a finales de 1991, nos dimos cuenta que el fortalecimiento del partido y su impacto en los acontecimientos sociopolíticos sería imposible si no definiéramos las causas objetivas y sujetivas de la victoria de la contrarrevolución, si no sacáramos conclusiones. Hay que responder sobre todo a la clase obrera de nuestro país si fue correcto defender el socialismo, la Revolución de Octubre, la URSS. No olvidamos a los miles comunistas griegos que han sido asesinados y ejecutados porque no quisieron salvarse la vida firmando una declaración de condena del PCUS, de la URSS o contra Stalin. Por lo tanto, nos vimos obligados a asumir nuestra responsabilidad y responder a miles de preguntas de miembros del partido y de la KNE, amigos y simpatizantes, y gente bien intencionada. Siempre sentimos que somos parte integrante del movimiento comunista internacional y asumimos la parte de la responsabilidad que nos corresponde en cuanto a los aspectos positivos y negativos.

Sabíamos lo difícil y esencial que es dar respuestas sobre un asunto de importancia mundial y mientras inicialmente no existía posibilidad de cooperación con los partidos comunistas de los antiguos países socialistas puesto que se habían autodisuelto o mutado. Así que hemos creado relaciones con nuevos partidos comunistas que se fundaron en esos países y con científicos marxistas. Hemos conseguido reunir una parte importante del material de los debates realizados en el Partido y en las instituciones científicas, de las diferentes opiniones sobre el curso de la construcción socialista, especialmente después de la II Guerra Mundial. Al mismo tiempo hemos relacionado este tema con las condiciones internacionales, la correlación de fuerzas internacional y con la situación que existía en el movimiento comunista internacional.

Hoy, viendo las cosas con distancia temporal desde 1991 se entiende lo beneficioso y significativo que fue nuestra decisión. Desde el primer momento y después de nuestro congreso en que concretamos que no se trataba de derrumbe sino de victoria de la contrarrevolución que se realizó a través de la perestroika, y enfocando nuestro estudio no en el fin sino en el inicio de la victoria de la Revolución de Octubre. Fue realmente una decisión audaz puesto que se trataba de una grandísima tarea. Así que deberíamos investigar científicamente, no de manera superficial o emocional, todo el período de la construcción socialista y especialmente a nivel de relaciones de producción socialistas, a nivel de economía y no exclusivamente a nivel de superestructura política tal como hicieron varios partidos. Entendíamos que deberíamos examinar los acontecimientos a lo largo de la construcción socialista, dado que los fundadores del socialismo científico, del comunismo, no podían prever la trayectoria entera de la construcción y los nuevos asuntos que surgirían. La decisión de empezar a estudiar las fuentes, el conocimiento que la contrarrevolución no se provocó exclusivamente por razones exteriores sino que tenía raíces dentro de los países socialistas, fueron los elementos que nos impidieron rechazar el socialismo que conocimos. Desde el primer momento destacamos su superioridad, su grande, valiosa e insustituible contribución en los acontecimientos internacionales, en la lucha mundial de la clase obrera y de los pueblos. La investigación que realizamos confirmó y aumentó la contribución del socialismo y sobre todo en el país donde por primera vez se construyó, es decir la URSS.

En 1995, después de haber tomado la opinión y las observaciones de los partidos comunistas con los que teníamos relaciones a nivel internacional, se realizó la Conferencia Panhelénica del Partido (antes se había realizado un debate entre todos los miembros del partido) en la que fue discutido y aprobado el documento con las primeras conclusiones acerca de las causas objetivas y subjetivas del triunfo de la contrarrevolución.

Este documento dejaba incompletos asuntos de la economía socialista y de la superestructura. Sin embargo nos proporcionó con un material básico que nos permitió defender dinámicamente la teoría marxista-leninista, la teoría del socialismo científico. Destacamos críticamente los errores que se cometieron, el terreno en que se desarrollaron, el hecho que evaluaciones y decisiones incorrectas allanaron el camino para el desvío oportunista. El documento se basó sobre todo en el material de la construcción del socialismo en la Unión Soviética. Esto no significa que el estudio no abarca los demás países socialistas, sin embargo era prácticamente más fácil estudiar el primer país que tuvo experiencia de la construcción.

La resolución de 1995 nos proporcionó con la tesis que el socialismo se construyó contra la opinión que en la Unión Soviética existía capitalismo de estado y burocracia obrera. Nos proporcionó con la tesis que la contrarrevolución empezó por los propios partidos en poder.

Nos enteramos de que el XX Congreso, que revisó el Marxismo-Leninismo, y a continuación las reformas económicas posteriores de 1965, señalaron el giro hacia el fortalecimiento de las fuerzas de la contrarrevolución.

Después de 1995 abrimos una nueva página en el estudio más profundo de la construcción socialista utilizando una bibliografía aún más amplia, con mayor cooperación con científicos comunistas de los países que habían construido el socialismo y con partidos comunistas, así como realizando seminarios y viajes organizados especiales y utilizando un material amplio que traducimos con la ayuda de científicos marxistas.

El CC durante un relativamente largo período de tiempo elaboró un nuevo documento, más integrado que se ocupó de las relaciones socialistas de producción, el ámbito de la economía socialista, y en 2008 se utilizó como base de debate y fue discutido dos veces en las organizaciones del partido y de la KNE. Recogimos observaciones, preguntas así como diferentes reflexiones y en fin este texto fue el documento precongresal y un tema separado en el XVIII Congreso de nuestro partido que se realizó en febrero de 2009. El texto de las tesis había sido enviado a todos los partidos comunistas con los que tenemos relaciones, solicitándoles contribuir con sus observaciones y reflexiones.

Fuimos conscientes de que un asunto tan importante que determina el carácter y la estrategia del partido no debería ser simplemente un documento aprobado por el CC sino por el Congreso.

El diálogo que se realizó dentro del partido y la KNE abrió una nueva página en nuestra acción. Cambió en gran medida el ambiente dentro del partido y la KNE y ejerció influencia también a los jóvenes que se acercan al partido en condiciones de propaganda anticomunista fuerte. Los jóvenes, la gente que nació poco antes de perestroika o después del derrocamiento son los más vulnerables a la propaganda negra y anticientífica.

El debate precongresal creó un ambiente de verdadera confianza en que el KKE está en posición de estudiar con decisión y determinación los grandes problemas, hacer su autocrítica y crítica más allá del nihilismo y de la persistente referencia a los errores, sin dejar al enemigo de clase, al oportunismo, que aproveche de esta crítica a expensas del movimiento.

En los documentos del XVIII Congreso de nuestro partido se menciona que la polémica burguesa en contra del movimiento comunista que a menudo se realiza a través del elitismo intelectual, enfoca su ataque en el núcleo revolucionario del movimiento obrero, es decir, se opone a la necesidad de la revolución y de su producto político, la dictadura del proletariado que es el poder obrero revolucionario. En particular, se opone al producto de la primera victoriosa revolución, la Revolución de Octubre en Rusia luchando ferozmente cada fase en que la Revolución ponía de manifiesto y refutaba la acción contrarrevolucionaria, los obstáculos que ponía el oportunismo que, en última instancia, de manera directa o indirecta debilitaban la Revolución a nivel nacional y político.

Actualmente, en los países capitalistas modernos, en las sociedades del capitalismo monopolista las condiciones materiales están en gran medida maduras para el socialismo-comunismo, es decir existe concentración de la producción y de la clase obrera. Es cierto que la desigualdad es un elemento importante para concretar las tareas estratégicas como p.ej. cuestiones de alianzas, predicción del eslabón que puede acelerar la agudización de las contradicciones. Sin embargo, la desigualdad no justifica un objetivo estratégico diferente, es decir un poder diferente del poder obrero, no justifica un poder intermedio entre el poder capitalista y el poder obrero. Es dado el carácter clasista del poder obrero por lo que lucha el Partido Comunista. Sin embargo va a seguir una política de alianzas y va a hacer maniobras para la concentración y preparación de fuerzas.

El KKE expresa esta posición a través de su línea para la formación del Frente Antiimperialista, Antimonopolista, Democrático, la alianza de la clase obrera con los pequeños y medianos campesinos y los autónomos. Sin embargo, es importante que el propio Partido Comunista no confunda la línea de concentración de fuerzas con su objetivo estratégico, que no elimine su posición ideológica-política y estratégica, su entidad organizativa independiente a causa de su participación en formas de organización de la alianza.

El KKE ha hecho ese tipo de errores en el pasado. Hemos traído conclusiones de manera colectiva que según nuestra opinión tienen importancia internacional.

Desarrollo desigual significa desarrollo político y social desigual, significa que algún país o grupo de países, que bajo condiciones concretas puede que constituyan “el eslabón débil” en el sistema imperialista, que aparezcan precondiciones para la manifestación de situación revolucionaria relativamente más temprano. Esto es particularmente importante hoy en condiciones que se llevan a cabo procesos y reorganizaciones en el sistema imperialista y se están agudizando las contradicciones tanto dentro de los países como en el sistema imperialista internacional. Así, consideramos como deber nacional de cada Partido Comunista y de la clase obrera de cada país su contribución en la lucha de clases internacional, utilizando la crisis a escala nacional para la desestabilización-derrocamiento del poder burgués y la conquista del poder para la construcción socialista.

En el Programa de nuestro partido que elaboramos en el 15º Congreso planteamos la posición que la inminente revolución en Grecia va a ser socialista.

Independientemente del tamaño de un país, de la posición que ocupa en el sistema imperialista internacional, en qué continente está etc., consideramos que existen características comunes de la nueva sociedad, de las relaciones socialistas que forma el poder obrero revolucionario. No estamos de acuerdo con la percepción que existen “diferentes modelos” de socialismo y “especificidad nacional” que refuta las leyes que rigen el socialismo. La realidad de cada sociedad p.ej. el tamaño de la población campesina, el nivel de los medios de producción etc. no anulan las tendencias y los principios generales.

Otro punto crítico es adquirir una percepción común en una cuestión fundamental. Si las nuevas relaciones socialistas pueden ser producto de reformas sin el conflicto profundo y el derrocamiento del poder burgués y de sus instituciones.

Aunque este tema ha sido abordado tanto a nivel teórico como a nivel práctico, surge de nuevo y ejerce presión a Partidos Comunistas que a menudo declaran su fe en el Marxismo-Leninismo. Es un asunto fundamental de la estrategia del Movimiento Comunista.

Consideramos que la acción de las masas trabajadoras y populares en el proceso revolucionario implica el conflicto con todas las instituciones del poder burgués hasta su derribo y la creación de los nuevos órganos revolucionarios del poder obrero. Esta es la única manera para quitar el poder político, el dominio de la burguesía, y aplastar la resistencia de la burguesía dado que nunca va a ceder el poder voluntariamente. El concepto de la revolución socialista no se limita solamente en el derrocamiento del poder burgués sino abarca todo el proceso de consolidación de las relaciones comunistas hasta la eliminación absoluta de las clases.

Una de las conclusiones más importantes que sacamos es el reconocimiento del carácter de la sociedad socialista como forma incompleta de la sociedad comunista, como su primera fase. Nos enteramos de que aunque Marx, Engels y Lenin tuvieron una vista teórica del carácter del socialismo en la práctica se interpretó y sobre todo se identificó como una sociedad integrada independiente que su desarrollo llevaría al comunismo. Esta división arbitraria de la sociedad comunista, en socialista y comunista, independientemente de la intención fue la base para el fortalecimiento de percepciones oportunistas tanto a nivel de las relaciones socialistas de producción como a la superestructura. Socavó el carácter de la dictadura del proletariado y de la programación a nivel nacional. Socavó el carácter del Partido Comunista como la vanguardia ideológica y política revolucionaria de la clase obrera incluso durante la consolidación y el desarrollo de la nueva sociedad. Socavó el carácter de la planificación central y, en última instancia, condujo al debilitamiento de las relaciones socialistas de producción en vez de fortalecerlas. De ahí en adelante se explica el fortalecimiento de las fuerzas contrarrevolucionarias en la superestructura política también.

Nosotros como partido, teniendo como base la teoría de Marxismo-Leninismo, consideramos que el socialismo es el comunismo inmaduro, la fase inferior de la sociedad comunista. Es el comunismo que nace de las entrañas del capitalismo y se ve obligado a utilizar la base económica que ha heredado. Sin embargo en el socialismo existen las leyes fundamentales que rigen la sociedad comunista: la socialización de los medios básicos de producción, la reproducción ampliada para la satisfacción de las necesidades sociales, la planificación central, el control obrero, incluso cierta distribución según las necesidades (p.ej. educación, salud etc.). Sin embargo, debido precisamente al carácter inmaduro del socialismo una parte del producto social (lo que tiene que se dirige al consumo individual) se distribuye en la base del principio a cada cual según su trabajo.

Tomamos en cuenta el debate teorético que se realizó en la Unión Soviética y seguiremos estudiando este tema.

Nosotros, como partido, consideramos que se trata de violación de las relacione socialistas la percepción y la política en la base de la ley de valor para la distribución del producto social. Es otra cosa la práctica temporal de ofrecer de manera selectiva un sueldo más alto para el trabajo cualificado y ejecutivo. La medida del trabajo en el socialismo es solamente el tiempo de trabajo que representa la contribución individual planificada para la producción del producto social total. Desde luego destacamos la necesidad de profundizar el estudio sobre los asuntos acerca de la política salarial seguida en la Unión Soviética y en los demás países de Europa Este y Central.

El punto de partida para la construcción socialista es la socialización inmediata de los medios básicos de producción. Teniendo en cuenta las dimensiones actuales de la economía capitalista hablamos de los sectores estratégicos que el propio capitalismo ha concentrado en grandes sociedades por acciones y en grupos monopolistas. Hoy en día, hay gente que se refiere a la Nueva Política Económica (NEP) para justificar las amplias concesiones en cuanto a las relaciones capitalistas, tal como ocurrió en China donde ya han prevalecido, y como había ocurrido en la URSS en los últimos años de la década de 1980.

Consideramos que la NEP constituía una especificidad particular para la Rusia Soviética después de la guerra civil y la intervención extranjera. Lenin no consideraba que la NEP tendría un carácter de medio plazo, sino que fue una necesidad para la transición del comunismo de guerra debido a la intervención imperialista y la guerra civil. La perspectiva de la abolición de la NEP en el futuro cercano fue clara para Lenin. Lo esencias es que de todo modo el poder revolucionario obrero tiene que planear y accionar en la dirección de la abolición de la relación de explotación entre el trabajo asalariado y el capital. Por lo tanto, consideramos que la coexistencia de relaciones comunistas y capitalistas durante mucho tiempo en el marco de la construcción socialista. La experiencia de la URSS demuestra que a corto plazo se planteó la cuestión quien a quien.

La producción comunista – incluso en su etapa inmadura – es directamente producción social: la división del trabajo no se somete al intercambio, no se efectúa a través del mercado, y los productos del trabajo que se consumen individualmente no son mercancía.

Las relaciones mercancía-dinero dejan de existir cuando ya no existen los elementos de la vieja sociedad que las reproducen. Esto no se puede realizar de manera espontánea sino conscientemente, a través de la política del poder obrero. Es decir, la dictadura del proletariado debe tener una política para la erradicación de los elementos de la vieja sociedad, una política de integración de todo trabajo individual en el trabajo directamente social.

Reconocemos la existencia de relaciones mercancía-dinero en el intercambio entre productos de la producción socialista y productos de la cooperativa. Sin embargo, la dirección de la construcción socialista debe ser la erradicación de las relaciones mercancía-dinero y debe acompañarse por una política correspondiente. Es decir, debe ser acompañada por medidas que aceleren el proceso de la fusión de formas bajas de cooperativa en superiores, para el desarrollo y la madurez de las formas de cooperativa superiores–desde el punto de vista de condiciones previas materiales- para que pasen a la producción social directa.

Se entiende que en países como Grecia donde siguen existiendo relativamente más amplios sectores de pequeños productores (p.ej en la producción agrícola) se plantea el asunto de consolidar una alianza con estos sectores en el proceso de la construcción socialista a través de cooperativas de producción subordinadas a la planificación central como forma de transición que pretende crear las condiciones previas materiales y subjetivas para la integración esencial de los autónomos en la producción social directa, para la plena socialización de los medios de producción.

Defendemos el principio de la planificación central de la economía, de la producción, de la distribución de la mano de obra y del producto social y consideramos que hoy se debe estudiar en qué manera el Partido Comunista asegura en cada fase la utilización plena y a tiempo de los logros científicos-técnicos en la planificación central, para que exprese como producto del factor subjetivo las leyes socialistas y así funcionar efectivamente para las metas de la producción y distribución ampliada socialista.

Desde este punto de vista consideramos que la decisión política que predominó después del XX Congreso del PCUS y especialmente después de 1965 para la utilización de los mecanismos y de las leyes del mercado supuestamente para corregir los errores y las deficiencias de la planificación central (p.ej. ganancias de empresas, introducción de autogestión de las empresas etc.) fue incorrecta y constituía una desviación reformista y oportunista.

Consideramos que en el socialismo, al nivel del poder, corresponde la dictadura revolucionaria de la clase obrera que es una condición previa para la transformación de las relaciones sociales y, ante todo, de las relaciones de producción y de la superestructura. La dictadura del proletariado, a pesar de las calumnias de la propaganda burguesa y pequeño-burguesa, es el tipo de estado que saca de la marginalidad a las grandes masas proletarias en contradicción con el parlamentarismo burgués. Por supuesto tiene que ver con la capacidad del partido de afirmar en la práctica su papel de dirección revolucionaria para atraer masas obreras en los órganos del poder estatal que se consolidan en base productiva, en cada servicio social etc. En estos órganos, con la ayuda de las correspondientes organizaciones del partido, la clase obrera aprende a ejercer las tres funciones del poder: decidir, ejecutar y controlar. Un asunto especial del poder obrero revolucionario es lo de atraer a los sectores populares no proletarios o semi-proletarios a la perspectiva del socialismo. Esto significa que se planea la consolidación de órganos correspondientes p.ej. de los campesinos cooperativistas, los autónomos.

Con la resolución del XVIII Congreso de nuestro partido sobre el socialismo pasamos a una fase de contraataque ideológico y político.

El estudio de la construcción socialista enriqueció nuestra percepción del socialismo que habíamos elaborado en 1996 en el XV Congreso de nuestro partido.

La resolución sobre el socialismo no nos permite solamente responder al oponente. Este es un lado, una de las metas. Teniendo más claro en la conciencia colectiva del partido qué es la construcción socialista, el modo de resolver los problemas de la socialización, de la estratificación, de la lucha de clases que se va agudizando, qué ocurre con las relaciones entre la mercancía y el dinero, con la planificación y la programación y con el control obrero, tenemos hoy la capacidad de conectar mejor la táctica con la estrategia, promocionar al pueblo nuestra alternativa relacionada con el problema del poder.

Destacamos los logros del socialismo que, a pesar de los errores, las deficiencias y los obstáculos objetivos a causa de la correlación internacional, eran sin precedentes y no se podían comparar con los derechos de los trabajadores en el capitalismo. Así, no solamente refutamos la calumnia, pero también demostramos que existen posibilidades de resolver los problemas del pueblo y de los trabajadores, que existe solución y perspectiva.

Damos un contenido esencial en la confrontación con la ideología burguesa, con el revisionismo, el reformismo y el oportunismo.

El oportunismo internacional se ha reagrupado basándose en el triunfo de la contrarrevolución, en la desilusión y la confusión que se provocó. Incluso en Europa se ha formado el Partido de la Izquierda Europea mientras en otros continentes como en América hace esfuerzos para promover la percepción socialdemócrata sobre el socialismo y manipular los partidos y movimientos que comienzan a despertar.

Creemos que en esta dirección funciona el esfuerzo para la formación de la llamada “Quinta Internacional” como centro de reproducción y difusión de percepciones utópicas y oportunistas como la del “Socialismo del siglo XXI”. Constituirá un instrumento de presión para que se abandone la identidad comunista. Sobre todo porque en ella las fuerzas que desempeñan un papel dirigente son fuerzas gubernamentales, fuerzas que han trabajado para la disolución de partidos comunistas, así como fuerzas socialdemócratas y trotskistas.

Nosotros, los comunistas griegos, con grandes experiencias de 92 años de lucha incesante no olvidamos que la clase burguesa apoyó y sigue apoyando todo desvío ideológico y político de los principios y leyes que rigen el movimiento revolucionario, la teoría del socialismo científico. Su ataque está enfocado en asuntos de “democracia socialista” y se convierte en enemigo intolerante del período que se consolidó la base socialista de la Unión Soviética, cuando se determinó la victoria del socialismo.

La resolución del XVIII Congreso indica que “examinamos los acontecimientos de forma crítica y autocrítica, para hacer el KKE, como parte del movimiento comunista internacional, más fuerte en la lucha por el derrocamiento del capitalismo, por la construcción del socialismo. Estudiamos y juzgamos el rumbo de la construcción socialista de manera autocrítica, es decir, con plena conciencia de que nuestras debilidades, deficiencias teóricas y análisis erróneos también constituían parte del problema.

Continuamos realizando análisis y conclusiones adicionales para el enriquecimiento de nuestra percepción programática del socialismo armados con un espíritu colectivo, siendo conscientes de las dificultades y deficiencias y con determinación clasista. Somos conscientes de que los futuros estudios históricos realizados por nuestro partido y por el movimiento comunista a nivel internacional, sin duda iluminarán aún más los temas relativos a la experiencia de la Unión Soviética y del resto de países socialistas. Está más allá de toda duda que aparecerán asuntos que exijan una mejora y profundización de algunas de nuestras afirmaciones. Sin embargo, el desarrollo de la teoría del socialismo-comunismo es una necesidad, un proceso vivo, un desafío para nuestro partido y para el movimiento comunista internacional, hoy y en el futuro.”